lunes, 19 de octubre de 2015







Un día entero con cámara
 Me despierto mirando hacia arriba, empiezo a recordar todo lo que se recuerda poco a poco al abrir los ojos, entre estas cosas, recuerdo que debo de coger la cara y “sacar fotos”, me vuelvo a dormir. Al abrir los ojos otra vez consigo fuerzas para sacar la cámara de la mochila, le saco la batería, le saco la memoria. (Foto a la batería y memoria). Miro el suelo, está un poco sucio, no me dio tiempo de limpiarlo el día anterior, veo mis pies descalzos, paralelos pisando unos pelos rubios en el suelo, de mi perra Nala (fotos de mis pies). Al dar mis primeros pasos por la habitación me tropiezo con un pantalón (foto del pantalón en el suelo), entonces me oye mi perra, que viene a llorar a la puerta, (le saco una foto a la puerta antes de abrirla, luego otra a Nala entrando). Dejo la cámara un rato.
Voy al salón y me apalanco en el sofá, me entra la pereza y le pido a mi compañero que me traiga la cámara cuando vuelva al salón. Le saco fotos más fotos a mi perrita, al salón (sofá rojo contra la pared blanca y el mueble marrón, mesa de cristal muy limpia que refleja el cielo de la habitación). Reúno las fuerzas necesarias para ponerme en pie, y voy, siempre con la cámara en el cuello, a prepararme para sacar a Nala (foto armario, ropa en orden, con muchos contrastes de colores). Salgo al rellano, y saco fotos de las diferentes puertas, mientras mi acompañante espera impaciente dando vueltas en círculos (foto Nala dando vueltas).
En el ascensor saco muchas fotos, (de distintos reflejos de mí y mi cámara, de Nala mirando desde abajo hasta arriba, del techo del ascensor que es como una especie de panel metálico). Capturo también mis pies, mis zapatillas grises casi se camuflan con el patrón cerámico del suelo, saco de la puerta del ascensor y de los números mientras baja cada planta.
Fuera, en el parque hay otros perros, árboles, niños  y ancianos. Cuesta explicar que básicamente veo todo lo que hay a mi alrededor para fotografiarlo: el césped, y hago zoom para ver algún bichillo, también al cielo, aunque el día está nublado y no se ve mucho el sol, saco fotos a las nubes. Veo en un balcón cerca de la plaza con flores de color rosa, y un par de niños jugando adentro; debo admitir que no suelo detenerme a mirar este tipo de cosas, pero hoy lo he hecho.
Después de dejar la cámara un rato es ya hora de comer, preparo una pasta, mientras se hace en el agua hirviendo saco una foto de la olla con el agua, la pasta antes de entrar en el agua, y luego, mientras se hierbe. Saco una foto de los ingredientes: queso (foto), tomate (foto), albóndigas (foto). Antes de comer fotografío el plato, tiene buena pinta. 
Me quedo dormido dos horas. Me despierto corriendo para ver el futbol, me lo he perdido (foto del resumen en la tele). (Foto de Nala) que me mira, quiere dar un paseo (foto de sus patitas en el sofá, (foto) de su cara mirándome hacia arriba. Entra mi compañero de piso (foto de él en la puerta del sofá), se lleva Nala a pasear, les saco una mientras salen por la puerta.

Al rato vuelvo a sacar fotos. El salón es bastante oscuro, me quedo ahí solo apalancado un rato sacando fotos a la oscuridad. 




lunes, 28 de septiembre de 2015







El lunes pasado, en clase de fotografía, mientras el profesor anunciaba los deberes, David Cameron anunciaba que el Reino Unido acogería a unos veinte mil refugiados más tras la crisis migratoria de Siria. Unas semanas antes fue publicada una fotografía que ha dado la vuelta al mundo. En la fotografía se puede ver a un niño ahogado en la playa, mientras un soldado le mira. Una imagen de la guerra de Siria, una imagen que incluso para esta guerra, resulta gráfica, resulta próxima, incluso para ser de la guerra siria, esta imagen golpea a cualquiera con algo de sensibilidad.
¿Cuál es el deber que tenemos los periodistas? Aquellos con una cámara, con un micrófono, o simplemente un bolígrafo en mano, tienen esa capacidad para llevar aquellos acontecimientos que a veces parecen tan ajenos, a la conciencia de aquellos, que de otra forma no se enterarían. Esto se resume con la palabra periodismo, pero aquellos diversos rincones de esta profesión, recopilan información de todos los diversos ámbitos de nuestra sociedad, desde los agradables hasta aquellos cuya simple mención toca la compasión de todo el que se exponga a la historia.
Precisamente por este poder que conlleva comunicar las cosas, ya sea un acontecimiento, un saber o simplemente una opinión, la profesión conlleva una responsabilidad y un peso ético que pocas otras requieren.  Es interesante entonces, analizar, hasta qué punto conviene profundizar en una historia para llegar a la audiencia. La imagen del niño ahogado ha causado un gran debate alrededor del mundo porque para muchos atenta contra el sentimiento público. Encima la fotografía fue la portada de periódicos de la talla de El mundo. Tras todo esto, salta una pregunta al aire: ¿ha ido demasiado lejos en este caso el uso de esta imagen?
La simple respuesta es decir que sí; una portada que leen millones al día, incluyendo padres, madres y niños, parece una apuesta no solo arriesgada si no también, imprudente. Una impresión difícil de quitar, ver a un niño de 5 años ahogado en la orilla como si fuese un animal que encalló en la playa. Lo cierto es que un niño que fallece a causa de una crisis provocada por una guerra, no debería de ser algo que se oculte. Al contrario, como se mencionó previamente, la guerra de Siria y las guerras en general son un escenario que afecta y destruye la vida de personas cada año.
 Hay que tener en cuenta el contexto de la imagen en otros países europeos. Alemania y Francia por ejemplo fueron dos de los países en los que no se publicó la imagen del niño ahogado, sino más bien una, menos cruda, en la que el niño ya está en manos del soldado. En Italia, al igual que en España, el uso que le dieron los distintos medios fue muy variado. Algunos pusieron la imagen más cruda en los artículos, otros en la portada, otros optaron por no usarla. Mientras que en Turquía (donde la fotografía fue sacada) el uso de la imagen fue más directo. Más que tratarse de la sensibilidad de cada país, creo que se puede hablar de la proximidad tanto geográfica como emocional al tema.
La imagen puede funcionar como una plataforma para acercar el conflicto a las casas de las personas. “Lo único que podía hacer era que el mundo escuchara su grito”, estas fueron las palabras usadas por el fotógrafo que capturó este momento. Y al parecer su grito ha sido escuchado. Después de la publicación de la imagen las ONGs involucradas en el tema de migración ingresaron más dinero a causa de las donaciones. Y no solo se ve esto a nivel de las organizaciones.
El simple hecho de que se creara un debate posiciona la fotografía en un nivel superior a las demás. Si se habla de la fotografía algo se menciona de la crisis, aunque sea poco. Pero así, con pasos pequeños se acerca el acontecimiento a los ciudadanos. Este fenómeno pone en relieve la importancia de la ayuda que hace falta con respecto a la crisis migratoria. También resalta el peligro del trayecto que miles de personas han tenido que atravesar. Y a mí, personalmente me hace preguntarme que tan mal puede estar la situación en Siria para que la opción desesperada de su pueblo, sea esta.
Al igual que la cobertura de los medios en situaciones de crisis, la información que rodea la fotografía no tiene la importancia que la fotografía en si ha causado. Por ejemplo, se desconoce, generalmente, que la familia del Niño Alan Kurdi (la víctima), también falleció. Tanto su hermano como su madre, también ahogados. El único sobreviviente, fue su padre.
Al final, yo me quedo con que la fotografía ha al menos logrado transmitir la emoción al resto del mundo. Puede que no el conocimiento sobre el tema, pero si una noción, que puede causar curiosidad y que puede llevar a los países occidentales a moverse, o al menos a sentir cierta presión. Y aunque la fotografía puede lastimar, lo hace, porque el hecho en sí ya duele.  

En conclusión se puede decir que la fotografía si fue responsable de un tráfico importante de información y de menciones, causando algo que podría llamarse conciencia. Al menos algo parecido a eso, pero mi pregunta es: en tres meses, cuando los medios no hablen de esto, ¿se seguirá hablando de la fotografía, del conflicto causado por la crisis migratoria y sus tragedias? Solo entonces se podrá saber el impacto real de esta fotografía.